
La Actitud del Coach Existencial como herramienta de cambio
En un proceso de Coaching Existencial, uno de los aspectos más importantes es la propia relación que se crea entre el Coach y el Coachee. Es un factor clave que el Coach pueda ser responsable de su actitud y controlarla, ya que de esta manera, la transferencia entre ambos se procurará que sea limpia y sana.
Esto se puede traducir en que el Coach esté siempre pendiente de estar consigo mismo, de estar presente, lo cual facilitará que no se pierda en el Coachee. El Coachee hará una transferencia con él mucho más limpia.
Un ejemplo de perderse en el Coachee sería ponerle el mapa mental del Coach y/o confluir con él: «A mí esto también me pasa, te entiendo…«
El proceso de cambio a menudo viene dado a través de esta relación que se crea entre Coach y Coachee; esta relación no debe tener ninguna etiqueta. Debe ser una relación limpia, sana… en la que incluso a veces solo con la mirada del Coach, ligada al apadrinamiento que este le ofrece, y creer en él, ya puede llegar a ser sanadora.
Este apadrinamiento es una forma de acompañar en la que hay actitud de servicio y entrega, también hay mucho de la metacompetencia de sostener y de confianza en lo que ya es el Coachee, aceptándole con lo que traiga a la sesión. En Coaching Existencial, es uno de los matices clave de la relación de acompañamiento que se ofrece en el proceso de cambio.
Se puede fallar en según qué aspectos del acompañamiento o según qué técnicas, pero sin una actitud de apadrinamiento, no hay proceso.